—EL PRESENTE TEXTO NO ES ACONSEJABLE PARA MENORES DE 18 AÑOS—
Dentro de la presente serie de “depredadores” estamos hablando, después de una investigación contrastada, de individuos de carácter difícil, mesiánicos, viciosos, y de todo tipo de condición negativa, pero los más indeseables son los que tratan de abusar de su poderío físico o intelectual, me refiero a los pederastas, lobos, en su mayoría, con piel de cordero. Y hoy hablaremos de uno de esos INDESEABLES.
WESTLEY ALLAN DODD: -EL ASESINO DE NIÑOS DE VANCOUVER (WASHINGTON)-
El nombre del asesino en serie que hoy llevo hasta ustedes es el de Westley Allan Dodd, Alias “El Asesino de Niños de Vancouver”.
Allan Dodd nace en 1961 en el condado Richland, Washington. Al ejecutar todas sus fechorías en Vancouver (Washington) y Pórtland (Oregón) en EEUU, está catalogado como asesino Local, al no salir de su zona de residencia. Es Organizado, por la meticulosidad que preparaba los asaltos a sus víctimas. Cazador, ya que una vez programado esperaba en un puesto, como los cazadores esperan a sus piezas. Pederasta, dado que sus víctimas eran siempre niños. Hedonista por medio de los niños, y lujurioso. Para asesinar utilizó arma blanca, estranguló y violó, además de ser un exhibicionista.
Las fechas en que acontecieron los hechos fueron del 4 septiembre 1989 al 30 octubre 1989, alcanzando un número de víctimas de 3 niños asesinados y 50 de abusos deshonestos.
Ya he dicho que todas las víctimas fueron niños, pero me faltaban las edades de los mismos, que estaban desde los 2 años hasta los 12.
Pero todo malhechor tiene su fecha de caducidad, y la de Westley Allan Doo fue la del 13 de noviembre de 1989 en que fue detenido; y el 15 de julio de 1990 sentenciado a morir en la horca, en el Estado de Washington.
Si ha habido sentencias que no se han cumplido, éste no es el caso, ya que se llevó a efecto el 5 de enero de 1993. Allan Doo fue ahorcado, a petición propia, en la Penitenciaria Estatal de Washington, situada en Walla Walla. Fue la primera ejecución por ahorcamiento en los Estados Unidos desde 1965.
Venimos hablando de los psicópatas con cierta frecuencia, y es que puede que no nos demos cuenta de la cantidad de ellos que andan por la calle; que pasan, o pasamos, muy cerca de algunos de ellos, y eso es lo que les pasó a una serie de inocentes niños, que pasaron muy cerca, unos, y fueron cazados por éste depredador, otros. Y es que Westley Allan Dodd, conocido como “El Depredador de Niños”, nació con la mente retorcida y por eso empezó a abusar sexualmente de niños cuando él tenía tan sólo 13 años. Sus primeras víctimas fueron sus propios familiares. Sus más de 50 víctimas eran niños menores de 12 años, algunos de ellos con dos años. Sus fantasías sexuales se fueron haciendo cada vez más violentas. Él, en todo momento, reconoció sus actos y no poder controlar su compulsión hacía los menores, hasta llegar a pedir que lo ejecutasen pues de lo contrario seguiría abusando y matando niños. Nos estamos refiriendo a Westley Allan Dodd, de alias “El asesino de niños de Vancouver”, en el Estado de Washington.
INFANCIA Y JUVENTUD
Westley Allan Dodd nació en Richland, Washington, en 1961. Dodd nunca sufrió abusos ni descuido de ningún tipo, ya que creció en una familia de clase acomodada y feliz.
Para los padres de Dodd fue un sufrimiento la conducta de su hijo, siendo una familia de altos principios, tal y como había sido educado Westley. El caso de éste personaje es muy particular si tenemos en cuenta que nunca sufrió agresiones ni abusos de ningún tipo por parte de ningún miembro de su familia, ni tampoco fuera de la misma. No ingería drogas ni bebía alcohol. Asistió con normalidad a la escuela, siendo un niño integrado, con buen rendimiento académico y una conducta normal.
Pero curiosamente, sin saber porqué, Westley Allan Dodd, a partir de los 12 o 13 años, sufrió una metamorfosis en su carácter que le hacía pasar horas encerrado en su habitación, ideando formas para atraer, seducir y después torturar a niños que estaban en su entorno. Lo que al principio sólo eran fantasías inofensivas, después se convirtió en algo terrible.
Y de esas fantasías inocentes en su habitación pasó a descubrir la excitación sexual que le producía exhibirse desnudo cuando los colegiales pasaban frente a su casa. Al ser descubierto por sus padres, los cuales no entendían nada, decidió salir de su casa y pasear por el barrio hasta que descubría algún grupo de niños (sobre todo niños, porque ellos no lo acusaban, como sí sucedía con mayor frecuencia en el caso de las niñas); en cuanto conseguía atraer su atención, abría su bata y mostraba su desnudez, como cualquier exhibicionista.
Sus familiares pequeños no estaban para él al margen de sus fantasías, así, su primo de ocho años, su hermano de seis e incluso los hijos de una amiga de su padre sufrieron abusos por parte de Westley Allan Dodd, y tan sólo tenía 12 años.
Así continuó hasta la edad de 16 años, edad que descubrió que podía ganar dinero y satisfacer sus necesidades sexuales al mismo tiempo. Todo era cuestión de encontrar padres incautos que pagaran por sus servicios de cuidador de niños. Y es lo que puso en marcha, ofreciéndose como canguro estaba “cuidando” niños, y podía abusar en su propio domicilio y con la confianza de los padres.
Si hasta entonces se pudo ir controlando, al llegar a la mayoría de edad, Allan Dodd apenas si podía contenerse, vagando de un lugar para otro en busca de jóvenes víctimas como todo cazador.
Y es que era un cazador perfecto, ya que su modus operandi consistía en localizar lugares a los que normalmente iban niños, unas veces acompañados y, si eran los jardines de su casa, solos. Una vez localizados los lugares observaba el número de niños, así como las edades de los mismos. Hasta aquí eran parques, jardines, zonas verdes de recreo, pero tenia la necesidad de tener más lugares localizados, y así es como puso su puesto de “caza” en los alrededores de centros escolares, clubes, y por las calles.
Una vez elegida la víctima se aproxima a ella, y con engaños, ofreciéndole caramelos o juguetes, consigue que el niño se confíe. A continuación, bien caminando, bien en su coche, los traslada a zonas aisladas boscosas o a moteles baratos donde, jugando con la víctima a las prendas o similar, conseguir desnudarle, abusar sexualmente del menor, sacarle fotos desnudo y finalmente, volverle a llevar a la zona donde le había encontrado, siempre con la exigencia de guardar secreto de lo sucedido: a veces como secreto entre amigos, otras bajo amenazas y amedrentamiento. Sin embargo, algunas víctimas le contaron lo ocurrido a sus padres, lo que le valió ser detenido en varias ocasiones, pero sin embargo, extrañamente, siempre logró eludir la prisión, unas veces por suspensión del cumplimiento de la condena, otras por falta de pruebas o imposibilidad de que la víctima prestara una declaración fiable.
SERVICIO MILITAR EN LA MARINA
Su ingreso en la Marina en 1981, con 20 años, parecía ser el mejor antídoto contra sus deseos compulsivos y cada vez menos controlables de abusar sexualmente de menores. Sin embargo, nunca hubo freno para este desequilibrado. Los niños de la base naval de Bangor, en Washington, también sufrieron los abusos de Dodd. Su presencia en los aseos de los cines de Seattle fue cotidiana. Finalmente, su pedofilia fue la causante de su expulsión de la Marina.
DESPIERTA SU INSTINTO ASESINO
Dodd empezaba a necesitar más emociones en sus acciones sobre los niños, dándose cuenta él mismo que tarde o temprano tendría la necesidad de asesinar; fantaseando con la emoción de mantener relaciones sexuales con sus pequeñas víctimas mientras los mataba, e incluso llegando a dejar escrito que deseaba experimentar el máximo placer abusando de sus víctimas, lo cual no pudo lograr, pues fue detenido antes de que lo pudiera llevar a cabo.
PRIMER INTENTO DE ASESINATO
Y así es cómo llegó su primer intento en 1987, mientras trabajaba como guardia de seguridad en una construcción. Viendo un niño que paseaba solo cerca de dónde él estaba, hizo atraer la atención del pequeño, que tan sólo contaba con ocho años, al que invitó a caminar por el bosque. Pero el menor intuyendo el peligro decidió correr a casa, donde contó a su madre el incidente. La madre del pequeño denunció el hecho, y comprobada la veracidad del acontecimiento por parte de la policía, Dodd fue sentenciado a 118 días de cárcel.
CAMBIO DE ZONA DE OPERACIONES Y PRIMEROS ASESINATOS
A Westley Allan Dodd se le empezó a conocer por toda la ciudad, consiguiendo una vergonzosa fama que le impedía acercarse a los niños de Seattle, por lo que decidió buscar un nuevo coto de caza. Y lo encontró en 1989 en el parque David Douglas de Vancouver, Washington. Fue ahí donde conoció a los hermanos William y Cole Neer, de 10 y 11 años, respectivamente.
ASESINATO DE LOS HERMANOS NEER
Como siempre, en plan cazador, el 4 de septiembre de 1989, Westley Allan Dodd vio a dos niños que salían del parque David Douglas rumbo a su casa. En su enfermiza mente, Westley sintió una enorme excitación imaginando el placer que le iban a dar esos dos niños que tenía allí, a su entera disposición, indefensos y a su merced, para que pudiera hacer con ellos realidad las fantasías que durante tanto tiempo había imaginado.
Sus preparativos y espera en el “puesto” no habían sido en vano. Siempre llevaba listo todo un equipo para cumplir sus fantasías, como era un puñal enfundado y amarrado a su muslo al estilo de los traficantes de pieles, además de cuerdas para amarrar las manos de sus víctimas y cinta adhesiva para amordazarles.
EL ASALTO
Allan Dodd creyó que había llegado el momento de atacar a los indefensos hermanos. Estudió el camino por dónde circulaban los hermanos Neer, cortó por un atajo, y cuan lobo se colocó frente a los niños que iban a recoger sus las bicicletas. Dado que estaban subidos en sus bicicletas, los obligó a desmontar, para conducirlos, por la fuerza, a un paraje solitario. En dicho paraje los amordazó, abusó y finalmente los cosió a puñaladas, uno por uno. Los gritos de los niños contribuyeron a excitarlo más, a la vez de ponerlo más violento. William aún vivía cuando las autoridades descubrieron los cuerpos, pero no pudo ofrecer información sobre su agresor, ya que falleció al llegar al hospital.
INSATISFACCIÓN TRAS EL CRIMEN: QUERÍA MÁS
La locura de la sangre de los dos hermanos se cebó en su cabeza. Había actuado a sus anchas, pero Westley se sentía insatisfecho por la experiencia. Quería y necesitaba aumentar la dosis de su violencia. Sus fantasías en torno a los abusos y asesinato ahora eran cosa del pasado. Deseaba conocer otras formas de excitación, para lo cual se planteó practicar otras formas de depravación, incluida la del canibalismo.
TERCERA Y ÚLTIMA VÍCTIMA
Para lograr sus propósitos de nuevas experiencias se trasladó a Portland, Oregón. Un mes después de su primer doble ataque mortal, Dodd se había situado en su nueva residencia y conocía los lugares por dónde más niños podía encontrar, por lo que estaba dispuesto para añadir otra víctima a su recién inaugurada cuenta de asesinatos niños.
La primera víctima en Portland fue Lee Iseli, una criatura de cuatro años, era la presa que Dodd había soñado para sus propósitos, muy joven, inocente total, y tierna. Lee jugaba en un parque acompañado por su hermano mayor, Dodd convenció al niño que subió por su propio pie al coche de Dodd, llevándole hasta su apartamento en Vancouver. El hermano mayor con el que estaba Lee había avisado a la policía, por lo que cuando las autoridades de Portland empezaron las investigaciones, Dodd estaba a punto de iniciar su festín.
EL ATAQUE
Ya estaba en su casa confiado de que nadie le fuese a molestar, y así es como comenzó su macabra actuación. Tras desnudar a Lee, el agresor lo amarró y tomó decenas de fotografías. De momento no abusó de el, incluso salieron juntos a comprar un juguete a un supermercado.
Al caer la noche, el niño se quedó dormido para no despertar nunca más. Dodd lo estranguló en ese estado, para después tomar más fotografías al cadáver desnudo. Después de abusar del cuerpo lo llevó al campo, donde lo enterró. La ropa del niño fue quemada por el asesino, excepto los calzoncillos, que Dodd conservó en una maleta.
Cuando fue detenido, Westley Allan Dodd, confesó que cuando vio que Lee Iseli se durmió, decidió que tenía que matarlo, pues él se tenía que levantar a las 6 de la mañana, para ir a su trabajo y no podía dejar al niño solo en su casa, ni salir con él a esas horas, ya que podría levantar sospechas. Es decir, que la suerte del niño estaba echada desde que le llevó a su apartamento en Vancouver, Washington.
DETENCIÓN
Pero como decía anteriormente, toda criminal tiene fecha de caducidad, y así llegó el 13 de noviembre de 1989, que siguiendo con su irrefrenable programación de violencia, intentó secuestrar a un niño de 6 años de edad que se encontraba en el vestíbulo del cine Liberty en el Condado de Camas, Washington. Sin más, sujetó fuertemente al niño para salir con él a la calle, el niño comenzó a gritar, llamando la atención de un familiar de la madre del niño, que corrió hacía Westley Allan Dodd, el cual, soltó al menor e inició una frenética huida, que finalmente fue cortada cuando su perseguidor le dio alcance derribándolo al suelo. A continuación desde el mismo cine Liberty, avisaron a la Policía, la cual procedió a su detención.
Tras su detención, fue interrogado en dependencias de la Policía Local de Camas por detectives de Portland y el Condado de Clark, los cuales obtuvieron una Orden Judicial de entrada y registro del apartamento de Westley Allan Dodd, donde encontraron un potro de tortura aún sin estrenar, así como la maleta donde guardó los calzoncillos de Lee Iseli, la cual, al ser revisada por las autoridades, representaba un testimonio irrefutable de los crímenes de Dodd. Dicha maleta contenía ropa interior infantil, fotos pornográficas, imágenes en las que se ve a Dodd abusando del cadáver de Lee, diarios del asesino con pormenores de sus ataques y fantasías. Es decir, la maleta contenía los “tesoros” de Dodd, que se convirtieron en una prueba definitiva de sus actividades criminales y de su culpabilidad.
CONDENA
Con semejante cantidad de pruebas, el 15 de julio de 1990, el estado de Washington sentenció a Dodd a la pena capital. Por ley del estado de Washington, Dodd tuvo que elegir el método de su ejecución, y la ley estatal dio a Dodd dos opciones: la inyección letal o ser ahorcado. Dodd decidió que lo colgaran. En entrevistas que se le hicieron posteriores a la condena, Dodd declaró que él eligió ese método «porque esa es la forma en que Iseli Lee murió.» También pidió que su ahorcamiento se televisara, pero esa solicitud fue denegada.
EJECUCIÓN
Menos de cuatro años transcurrieron entre los asesinatos y la ejecución de Dodd, que se negó a apelar su caso o la pena capital, afirmando «tengo que ser ejecutado antes de que tenga una oportunidad de escapar o de matar a alguien dentro de la prisión. Si logro escapar, yo les prometo que voy a matar a los guardias de las prisiones, tengo que abusar de ellos y disfrutar de cada minuto.». Mientras que en la Corte dijo que, si se escapaba de la cárcel, inmediatamente volvería a «matar y abusar de niños.»
Westley Allan Dodd, de 31 años de edad, fue ejecutado en la horca a las 12:05 de la mañana del 5 de enero 1993 en la Penitenciaría del Estado de Washington, en Walla Walla.
Su ahorcamiento fue el primero en el que se usó la horca en los Estados Unidos, desde que George York y James Latham fueron ahorcados en Kansas en 1965. Su ejecución fue presenciada por 12 miembros de los medios de comunicación locales y regionales, funcionarios de la prisión y los representantes de las familias de las tres víctimas. Dodd se alimento con un salmón con patatas para su última comida.
Sus últimas palabras, pronunciadas desde el segundo piso de la horca con la cabeza cubierta, fueron registradas por los medios de comunicación como testigos: «Una vez me preguntaron si había alguna manera de que los delincuentes sexuales se pudieran detener. Le dije: `No ‘ pero me equivoqué… Sí hay esperanza. Puedes buscar al Señor, y encontrarás la paz. »
Westley Allan Dodd, de 31 años, fue declarado muerto por el médico de la prisión y su cuerpo transportado a Seattle para la autopsia. El médico forense del condado King, certificó que Dodd había muerto de forma rápida y probablemente con poco dolor. Fue incinerado después de la autopsia, y sus cenizas entregadas a su familia.
CONSEJO DE SEGURIDAD:
ANTE UN CASO DE VIOLACIÓN, LA VÍCTIMA DEBE IR INMEDIATAMENTE A UN CENTRO SANITARIO Y SOMETERSE A UN RECONOCIMIENTO PARA QUE SE PUEDAN RECOGER MUESTRAS DE MATERIAL BIOLÓGICO PARA TENER PRUEBAS CONTRA EL VIOLADOR. NUNCA DEBE LAVARSE, PUES CON ELLO SE PIERDEN LOS VESTIGIOS QUE PUEDEN SERVIR PARA LA INVESTIGACIÓN POSTERIOR.