Otra mañana de emociones. Y ni a propósito. La de Reyes ha sido la elegida para que el Palacio de los Deportes viviera otro de esos partidos donde la victoria cuaja porque el pundonor se sobrepone al básquet, porque la grada arropa al equipo y porque este se sostiene contra todos los infortunios: los propios y los ajenos.

Marcador final del partido

83-Levitec Huesca: Sans (11), Dani García (2), Karahodzic (7), Aukstikalnis (20) y Nurger (18). Quinteto inicial. Haws (16), Johnson (8), Hartwich (1), De Blas, Demetrio y Domper.

78-Leyma Coruña: Monaghan (16), Stephens (24), Sabin (9), Somutochuk (8) y Miso (2). Quinteto inciial. Louisssaint, Bulic (5), Carlos Martínez (2), Xavier (10), Andrés (2), y Pablo Ferreiro.

Cuartos: 24-25, 21-10, 18-22, y 20-21.

Árbitros: Sánchez, González y López.

No arrancó bien el Peñas. Ni mucho menos. Atenazado, quizá, por el frío en una semana donde la calefacción en los entrenos ha sido elemento de lujo –una pena tener una instalación así y que uno de tus equipos de élite hubiera sido mejor que entrenara con bufanda, guantes y orejeras-, el Peñas perdió balones tontos, llegó a desperdiciar una renta de +17 y a vivir al filo de la derrota a tan solo 3 minutos del final.

Peñas y Coruña se han medido en el Palacio en un duelo de rachas. No es mal equipo precisamente el que entrena Aranzana que con Monaghan, Xavier y Stephens ha presentado dura batalla. Fue un partido en muchos otros. Un primer acto donde le costó al Peñas poner los galones sobre el parquet y un segundo donde la diferencia conseguida se fue menguando hasta el punto de que en otra temporada muy posiblemente la derrota hubiera sido la consecuencia más lógica de un equipo que acabó diluyéndose.

A falta de costura tocó vivir de ciertas individualidades. La empresa antes de que la primera bola fuera al aire alimentaba dudas. Si Arenas había deslizado que la semana no había sido buena por los problemas febriles de Haws y Hartwich –ese frío en el Palacio- quien realmente faltó a la cita fue Gjuroski. Y sin su concurso, el Peñas mengua en su poderío. Si algo caracteriza a este equipo es precisamente eso, que es un equipo. Si se te cae, además, uno de sus puntales, la losa es mayor.

Defiende Arenas que sus chicos deben empezar los partidos enchufados y Peñas arrancó perdiendo bolas que no fueron canastas del rival por la indolencia de Coruña bajo aros o a la contra. Con un partido abierto, el único denominador era que nadie tenía el gobierno del encuentro y el marcador se iba a un 19-23 que obligó al banco local a parar el reloj. El partido era extraño hasta el punto de que sin orden la defensa rival era exquisita. Al menos para el trío arbitral que señaló la primera personal del Leyma a falta de 20 segundos para finalizar el primer cuarto. Curioso cuanto menos.

El segundo fue el mejor del Peñas. El que sirvió para abrir brecha y que abrió la ventana a una v8ictoria tranquila. Eso de que una vez ajustada la defensa y encarrilado el ataque era cuestión de ir consumiendo minutos mientras Haws y Austilkanis metían un triple, Hartwich y Nurger barrían lo que había cerca de aros, Johnson o Sans robaban una bola y cositas así para que los +17 sirvieran de cómodo cochón. Y en estas Aranzana decidió cambiar fichas. Puso a su 4 de 3 y Stephens empezó a hacer daño bajo aro propio e impropio.

No solo se agotó la diferencia de Peñas sino que Coruña se presentó a las puertas de sus sexta victoria consecutiva cuando el último cuarto buscaba el final del partido. El trío arbitral tampoco ayudó. No debe hacerlo con nadie, pero sobre todo debería pasar inadvertido. Pitó una intencionada a Aukstilkanis con 57-40 y todo cambió. El Peñas se empezó a liar y acabó el tercer cuarto con un 63-57 en el electrónico y malas sensaciones que se mantuvieron bien entrado el último cuarto.

A dos minutos del final, Nurger puso la bola para el 79-78 y Aukstilkanis terminó de apuntillar a un Coruña que soñó con la sexta victoria y vio cortada la racha por un Peñas que mantiene su poderío y abierta la puerta para la Copa Princesa por muy pequeño que sea el resquicio. Al menos tiene la mano en el pomo.