Cuando puede correr el Bada es otro equipo, cuando no lo consigue se deshace. Sobre todo si compareces sobre el 40×20 contra Granollers con el grupo muy tocado en lo físico.
24-Bada Huesca: Jorge García (p), Carmona (3), Mira (1), Bonanno (1), Ostojic (3), Carro (3) y Adriá Pérez (2). Arguillas (ps), Val, Camas, Eloy Félez, Oier (5), Marcelo (5), Mota (1) y Malo.
28-Granollers: Marc Guardia (p), Dos Santos (4), Antonio García (9), Valera (4), Adrià Figueras (3), Adrià Martínez (1) y Gassama (1). Siete inicial. Oliveira de Almeida (ps), Marc García, Alvaro Ferrer, Pau Ferré, Martínez, Saez (2), Vukasin (1), Franco y Márquez (3).
Parciales cada cinco minutos: 4-2, 5-4, 5-8, 6-10, 9-11, 10-15 (descanso) 12-17, 15-19, 16-21, 20-24, 21-24 y 24-28.
Árbitros: Iniesta y Goyo: Excluidos Carró y Mota por el Bada Huesca; Marc García, Márquez y Gassama por Granollers.
De saque, Nolasco no pudo meter a un lateral zurdo nato. Tampoco Bonanno saltó en ataque por problemas en un hombro y si enfrente te encuentras una muralla con tipo como Marc García, Ferrer y Antonio García todo se complica. Más si fallas lanzamientos claros. Así las cosas, el cóctel se hace explosivo. Un parcial de 0-7 (de un 5-3 a un 5-10) desdibujó el 2-0 con el que arrancó el partido gracias a dos contras firmadas por Carmona.
Nolasco tuvo que parar el partido y buscar alternativas. Ostojic se la jugaba demasiado en ataque y Carró, con molestias, arrastraba problemas para abrir el pétreo 6:0 barcelonés. Bada volvió a su esencia y eso le permitió meter un par de contras firmadas por Oier para acercarse en el electrónico. Con Marcelo sobre la pista, Eloy actuó de central y Val se fue al pivote. Llegó a estar a 2 el Bada (9-11 min.24), pero Granollers tiró de oficio para seguir marcando distancias en el electrónico. El primer acto acabó con un claro 10-15 y la sensación de que había más diferencia entre los sietes que la que marca la clasificación.
El segundo acto siguió por los mismos derroteros. O al menos, con similar filosofía. Cuando Bada corría era feliz; cuando no lo podía hacer, pues no. Y Granollers atosigando con muy buenos lanzamientos siempre que pudo meter sus laterales algo de carrera para armar el brazo y mostrar la calidad de su lanzamiento. Tan justito de fuerzas, eso sí, hay que agradecer el esfuerzo del Bada. Llegó a gozar de la posibilidad de cercar en el electrónico a Granollers, de ponerse a dos (15-18), pero Guardia frenó la contra de Carmona y luego a Adrià. Demasiada vida para un rival tan poderoso.
Y solo desde la creencia de equipo, Bada fortificó la creencia de que podía darle la vuelta al partido. Entró en los diez últimos minutos con 22-24 en el marcador que obligó a pedir tiempo muerto al técnico de Granollers. La victoria se le oscurecía. Pero claro, siempre hay un grado de respeto en un deporte tan subjetivo de pitar. Y allí siempre encontró el siete catalán ese aliado que te da más seguridad en tus acciones y desequilibra al rival. Ya se sabe, el peso de la historia. Y cuando el partido entra en los minutos claves eso suele ser agua bendita. Cuando es de forma sibilina, más.
Nolasco modificó la defensa. Dejó el 6:0 para pasar a un 3:3 y en ataque buscó a Carró para hacer daño. O gol o 7 metros. Con 24-25 en el electrónico y tres minutos para acabar, el partido se puso goloso. Nolasco pidió tiempo muerto para 70 últimos segundos de tensión y 24-26 abajo. Buscó robar la bola con presión máxima, pero no pudo ser.