Estuvo 20 minutos sobre la pista y se convirtió en el amo y señor bajo los dos tableros en el Levitec Huesca Canoe. Hartwich se fue con 23 puntos de valoración y la sensación de firmar un gran partido. Le pulso la salsa y el rock and roll cuando el equipo más lo necesitó.
94-Levitec Huesca: Dani García (2), Haws (9), Gjuroski (21), Nurger (11), Sans (13). Quinteto inicial. Johnson (8), Opong, De Blas (5), Hartwich (17), Domper (2), Karahodzic (6) y Demetrio.
66- Real Canoe: De la Rua (15), Martínez de la Orden (6), Mendía (4), Gabriel (6) y Edwars (16). Quinteto inicial. Jugovic (5), Fuentes (8), Lobo, Jiménez, Gil (6).
Parciales: 22-15, 20-14, 26-23 y 26-14.
Árbitros: Sacristán, Carpallo y Garvín.
La victoria ha supuesto un bálsamo para el equipo de Guillermo Arenas. Ha sido mucho más importante que lo que pudiera parecer. Y como colofón, la última canasta la firmó el canterano Domper. Saltó a poquito más de dos minutos para el final. Y el equipo le buscó. Quería recompensar así al chaval. Fue en la última jugada. Absolutamente preparada para su lucimiento. Y no falló. Pareció de tres, pero la concedieron de dos. Fue la que rubricó el 94-66 final.
Es de esperar que la victoria de esta noche suponga un punto y aparte para el Peñas. Llegó al Palacio con cuatro derrotas consecutivas. Y esa racha quiebra la moral del más optimista. Ya se sabe que cuando el viento sopla a favor, “la vida puede ser maravillosa” como glosó el gran Andrés Montes. Cuando sopla de cara todo cambia. Las risas desaparecen y cualquier cosa liviana se engrandece. También es cuando se demuestran las cosas que antes estaban ocultas o no se les daba importancia.
Por eso la visita de Canoe era importante. La necesidad de detener el despeño en la tabla. Compareció el quinteto de Madrid sin Tyson Pérez. No solo su mejor jugador. También el más valorado de la LEB Oro. Y la ocasión no se podía dejar pasar. Y si la diferencia final fue abrumadora, la realidad es que costó. Arrancaron mejor los madrileños. O más bien, tuvieron menos desacierto en un partido de mucho desconcierto. Marcó las primeras diferencias. En la marcha sin urgencias no hubiera pasado nada, en la situación del Peñas flotó cierta sensación de que podía sumarse una nueva derrota.
Peñas sujetó el electrónico y cruzada la mitad del primer cuarto logró enderezar el rumbo. Un doble triple de Sans en el segundo habilitó la primera diferencia importante (41-27) en un encuentro vestido con muchos fallos en canastas fáciles lo que conducía a cierto desasosiego. Esa sensación de que a poco que un quinteto tuviera más acierto en el aro contrario se llevaría el partido. La diferencia era más por marcador que por gobierno sobre la pista. Canoe metió un triple de los 12 que intentó en el primer tiempo. Tampoco es que Peñas tirara cohetes, pero al menos metió tres más con el mismo número de lanzamientos.
La segunda parte sirvió para que el Peñas se reencontrara con su juego y sobre todo con la victoria. Labró con más fe y convencimiento que el rival y eso implicó que ensanchara más la diferencia en el electrónico. De un 68-52 se pasó a un 80-54. Los últimos minutos sobraron. Segundos antes de que sonara la bocina, Canoe depositó el balón en el suelo reconociendo la superioridad del rival. La victoria, sin duda, tiene que alimentar la esperanza para volver a la senda de más triunfos.