Levitec ha ganado con total claridad un partido que al descanso ya estaba decidido.
Parciales: 25-16, 32-18, 25-16, 23-18
La visita del colista siempre es algo gratificante, siempre que ganes. El técnico del Levitec vistió al Araberri con los ropajes de un buen equipo y alejó cualquier idea de que por cerrar la tabla de la LEB Oro fuera un partido de coser y cantar. Se agarró para ello en los números de un quinteto que en sus últimos compromisos había presentado batalla y se presentó con sensibles bajas. Y el partido se abrió con Hartwich machacando dos veces el aro rival y Araberri equilibrándolo con Uzohukwu haciendo daño bajo el aro del Levitec. El primer cuarto llevó el sello de Gjuroski. Metió un triple para meter el 7-6 y tres más para cimentar las primeras diferencias que obligaron al rival a parar el reloj. De Robinson, el base de 165 centímetros de los vitorianos, había pocas señales. Tan solo dos puntos gracias a la gran defensa de Johnson.
Un 2+1 de Karahodzic en el segundo cuarto sirvió para pasar la psicológica barrera de +10 (32-19) ante un Araberri con Artamonov llevando la dirección por el desafortunado Robinson, que luego volvió a la pista. Daba igual. La sensación es que Levitec era netamente superior para encaminar un partido, por fin, plácido. Con el +22 para Levitec (44-22), Araberri paró el reloj. Probó con Artamonov y Robinson, pero la sensación tampoco era mucho mejor. El Peñas acabó por encima del medio centenar de puntos en el primer acto y los vitorianos apenas mejoraban sus prestaciones.
El segundo acto se abrió con Araberri sin calentar sobre la pista y las únicas dudas de si Levitec llegaría a poner los tres dígitos en el electrónico –lo hizo Nurger a 3,15 del final- y Gjuroski fallaría algún triple –conectó 7 de forma consecutiva-. Perdida la emoción por el resultado final que certificaba el Peñas, lo único atractivo que quedaba era comprobar si el quinteto de Arenas se dejaba llevar o seguía metiendo intensidad. En una temporada tan dura, un triunfo tan claro era balsámico. Son de esas victorias que sirven para armar la confianza cuando queda tan poquito y el objetivo por ser equipo de play off sigue vivo. El 80-46 era claro, pero Arenas vio cosas que le motivaron a parar el tiempo muerto con Sans, García, Opong, Karahodzic y Nurger sobre la pista.
El último cuarto fue continuación de lo visto. A la espera del maquillaje en el electrónico, lo mejor que le podía pasar el partido es que los diez minutos transcurrieran de la manera más rápida posible y a ser posible de lo menos dolorosa para el Araberri. Partidos así de tranquilos, a veces, hasta es convenientes para prepararse de cara a lo poquito que queda. Con el 100-65, Arenas puso sobre la pista a Domper y a Demetrio para cerrar un partido sin más historia que la de una apisonadora.