Un año más, el fotógrafo Víctor Ibáñez, nos sumerge en el fabuloso mundo de los recuerdos, en esta ocasión son Laurentinos, más concretamente los que van desde el año 1978 al 1989.

Victor Ibáñez / Foto: C.Pascual

En la exposición podemos ver cien instantáneas en blanco y negro, en las paredes del Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca a las que se suman otras 600 que se proyectan en el mismo espacio, para disfrute y comentarios de todos los visitantes.

Mientras estas en la sala es fácil escuchar exclamaciones y risas, de cuando alguien se encuentra en las imágenes, o ve a alguno de sus amigos , familiares o conocidos, y recuerda entrañables anécdotas de aquellas épocas y comenta como dice el nombre de la exposición: “ ¡ Como hemos cambiado!.

En ellas nos enseña las formas diferentes en las que se divertía la infancia y juventud de aquellos años, las camisas blancas, ya que la fea costumbre de mancharse con vino, empezó más tarde, justo en el año siguiente en el que acaban las imágenes de esta exposición, igualmente enseña espectáculos que había en la calle, muchos de ellos ya desaparecidos, costumbres como las Majorettes, El Jardín de Verano con las verbenas y las actuaciones, o los circuitos de karts que se hacían también en el parque Miguel Servet, por donde además circulaba un trenecito durante las fiestas, son también otros de los recuerdos que exhibe esta exposición. La cabalgata que la noche del 15 ponía fin a las fiestas, con las carrozas, las Mairalesas y las peñas, y tras ella a la plaza de Navarra a la traca final. «Eso se convirtió posteriormente en la despedida al santo que se hace ahora porque cuando se suspendió ese desfile las peñas, antes de ir a la traca, se comenzaron a concentrar en la puerta de la Basílica de San Lorenzo y allí cantaban canciones. La gente empezó a pedir que saliera el santo, aunque entonces los curas no lo veían muy bien porque las letras que se cantaban a ritmo de charanga eran un tanto irreverentes, muy jocosas pero poco religiosas», comenta. Víctor Ibáñez.

Eran actividades más participativas y desde luego más baratas, tampoco faltan los chiringuitos, entonces en la calle del parque y las ferias en todas las distintas ubicaciones en las que han estado, un lujo de exposición que no te puedes perder.