La UD Barbastro, que ha demostrado una y otra vez que las sorpresas siempre están a la vuelta de la esquina, y que la pasión, la ilusión y el esfuerzo pueden superar cualquier disparidad de presupuesto o renombre, ha exigido al máximo al Barça en una cita histórica. La Copa del Rey volvía a entregarnos otro duelo entre David y Goliat, esta vez, ante uno de los mejores equipos del continente.

2-UD Barbastro: Arnau Fàbregas; Carlos Gasco, Mingotes, Jaime Ara, Carbonell (Requés, 66’); Israel García, Kike Rausell (Crespo, 66’), Javito; Bautista (Soule, 46’), De Mesa (Marc Prat, 71’), Gonpi (José Val, 82′).

3-FC Barcelona: Iñaki Peña; Kounde, Araújo, Christensen (Iñigo Martínez, 64’, Sergi Roberto, 74’), Hector Font; Oriol Romeu (Gundogan, 72’), De Jong, Fermín; Joao Felix (Lewandowski, 72’), Ferran, Raphinha (Vítor Roque, 64’).

Árbitro: Juan Luis Pulido Santana. Amonestó a Franc Cabronell (36’) y a Gonpi (80′).

Goles: 0-1 Fermín López (18′), 0-2 Raphinha (51′), 1-2 De Mesa (60′), 1-3 Lewandowski (p, 88′), 2-3 Marc Prat (93′).

Incidencias: Estadio Municipal de Deportes Barbastro, con 6.000 espectadores en las gradas en una noche fría, con 2 grados a la hora de inicio del partido, correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.

La emoción flotaba en el aire de las calles de Barbastro mientras los altoaragoneses esperaban la llegada de un gigante que visitaba su modesto rincón. Los alrededores, de normal algo más tranquilos, resonaban con cánticos y gritos de aliento desde tempranas horas. Poco a poco, las gradas se llenaban de seguidores de la UD Barbastro que llegaban desde bien temprano para asegurarse un buen lugar. Los aficionados se mezclaban con la esperanza de tener la oportunidad única de enfrentar a una potencia como el Barcelona en su propio terreno.

Dentro del estadio, el murmullo de una multitud ansiosa por vivir un día histórico iba creciendo a medida que se acercaba la hora del partido. El Municipal, testigo de partidos más modestos, se transformaba en un hervidero de emoción. Los jugadores del Barbastro saltaban al campo con la ilusión de disfrutar de una fiesta que siempre será recordada para el fútbol aragonés.

Al grito de ‘Sí se puede’ y con la celebración en cada mínima acción a favor comenzaban los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Ferran Torres tenía la primera ocasión clara del encuentro ante Arnau Fàbregas, pero el meta local desviaba el disparo. También la tendría Joao Félix, pero nuevamente Arnau despejaba el esférico.

El Barbastro, por su parte, buscaba la espalda de Araújo y Christensen mediante los desmarques de Adrià de Mesa. El primer tanto culé llegaría de las botas de Fermín López. Tras una pérdida del delantero local, de Mesa, en la que se reclamó una posible falta, el contraataque por banda derecha de Raphinha terminaría en un remate de Fermín sobre el punto de penalti.

Cada vez que un futbolista del Barbastro ganaba una disputa era recibida con un coro de gritos y aplausos de los aficionados locales, que veían cómo sus jugadores – ¿por qué no? – trataban de desafiar las probabilidades. Cerca se quedó Carlos Gasco de controlar un pase en profundidad y plantarse delante de Iñaki Peña, pero Araújo recobró la posesión.

Al filo del descanso, la vida sobre el césped seguía igual. El combinado catalán seguía insistiendo en busca del segundo tanto mientras que la zaga local despajaba sus rechaces. Joao Félix anotaba, pero el asistente levantaba la bandera, señalando que la posición del portugués se situaba en fuera de juego. Los jugadores del Barbastro llegaban a vestuarios coreados por su gente y con la esperanza de tener una mínima oportunidad de remontar el electrónico.

Soule entraba al descanso para darle otro aire al encuentro. Y vaya si lo hizo. La UD Barbastro salió al terreno de juego con las intenciones muy claras y Gonpi, con la derecha, iba a tener una ocasión clamorosa dentro del área para igualar el marcador. Iñaki Peña atajaba el disparo.

El cuadro barbastrense seguía intentándolo por banda derecha. Sin embargo, cuando mejor estaba el equipo de Dani Martínez -incluso los pocos aficionados culés que asistieron se comenzaban a impacientar- llegó el segundo tanto que dejó mudo al Municipal. Una buena internada de Héctor Fort dejaba a Raphinha a bocajarro. Y este no falló. Poco duro el silencio, pues la gente continuaba apoyando al equipo pese al resultado.

Se vino arriba el equipo local y comenzó a tomar decisiones cada vez más ofensivas. Cada córner a favor era una fiesta en el Municipal. Y precisamente en un saque de esquina, todo Barbastro enfureció de alegría. Un rebote en el área visitante terminaba en gol de Adrià De Mesa. El estadio estalló en un éxtasis colectivo: el Barbastro conseguía anotarle un gol a un Barça lleno de estrellas.

El ’Sí se puede’ volvía a entonarse en el Municipal. Las sustituciones desde el banquillo habían revolucionado un partido en el que el Barbastro comenzaba a ser superior sobre el verde. El Barça, totalmente fuera del partido, veía como el segundo tanto del Barbastro comenzaba a acercarse. Por ello, Xavi introdujo en el verde a Gundogan y a Lewandowski.

El Barbastro lo intentó por activa y por pasiva. Los oscenses buscaron igualar el encuentro hasta los instantes finales. Sin embargo, el colegiado, a dos minutos del final, señaló una pena máxima a favor de los azulgrana. Lewandowski convirtió el tercero y definitivo. En el Municipal no se movía un alma. La grada continuaba su fiesta en uno de los días más importantes para la ciudad.

En el descuento, otro penalti sería señalado por Pulido Santana, pero esta vez a favor del cuadro local. Marc Prat anotaba el segundo gol del Barbastro. Sí, han leído bien. El Barbastro le anotó dos goles al todopoderoso FC Barcelona. El cuadro de Dani Martínez, que ha demostrado una y otra vez que rendirse no es una opción, peleó con todas sus armas ante una de las mejores plantillas del mundo. El Barbastro no pudo igualar el electrónico ante un Barça que terminó pidiendo la hora.

Aunque el resultado final no pudo ser favorable, equipo y afición, unidos de principio a final, demostraron que un día el Barbastro compitió de tú a tú ante una de las mejores plantillas del mundo. El día quedará grabado en la memoria de los aficionados como un capítulo inolvidable en la historia del club.

Eloy Rodellar Bilbao
Fotos: C.Pascual