O Gatañal mutó en una olla a presión para cocinar a un Bada Huesca que le tocó capear el ambiente y el juego del siete gallego.

Nolasco le dio de inicio la portería a Almeida, la dirección de juego a Gomes y puso su 6:0 para armar desde allí su ataque para la vuelta de la Copa del Rey, que abría la puerta a la Final a 8 de la competición. El tanto de ventaja con el que Bada Huesca llegó a Cangas era la nada y la principal incertidumbre descansaba en cómo iba a responder un equipo al que la Covid volvió a sacudir para restar calidad a los entrenos con los que afrontar un partido con tintes de final.

Traccionó pronto Cangas desde el extremo y el lateral izquierdo para meter diferencias de dos con el respaldo de una defensa que varió el duro 6:0 en un incómodo 5:1. Con ello lió el ataque de, en ese momento, un buen siete altoaragonés. Bada propuso un balonmano rápido, a veces precipitado, y eso supuso vitamina para el siete gallego que metió la primera diferencia seria. El 11-7 a los quince minutos de juego, al que se añadió una contra para elevar la diferencia a +5, obligó a Nolasco a pedir un tiempo muerto.

Entonces, cuando menos falta le hacía al Bada Huesca, apareció la portería rival para arruinar un par de lanzamientos claros. Así las cosas, la diferencia era nítida. Regresó a un 40×20 Alex Marcelo y Arguillas a guardar los intereses altoaragoneses por un Almeida que aportó poco, porque tampoco su defensa le ayudó. Cuando tu defensa tiene fisuras y el rival buenos lanzadores poco puedes hacer.

Iglesias recibió al capitán con un lanzamiento de cadera para engalanar. A los 20 minutos de juego, Cangas empezaba a sentenciar la eliminatoria. Eso sí, lo que menos podía pensar es que estuvo a punto de hundirse al término de la segunda parte. Lo que iba para paseo triunfal mutó en un camino sin asfaltar.

El siete gallego desplegó un primer acto con un gran juego, porque Bada compareció infiel a su máxima que es la defensa. Cangas encontró (casi) siempre el lanzamiento adecuado, la trayectoria precisa, el dos contra uno para llevar la redonda a la red. 19 goles en 30 minutos era el epítome de los 30 primeros minutos de juego.

El guión cambió en el segundo acto. Si el Bada se había deshecho, ahora empezaba a ser el Bada Asobal. Dejó su 6:0, Adrià se puso en el adelantado, Arguillas sacó bolas y se acercó en el electrónico para que el rival pidiera tiempo muerto con 25-21 en el marcador. Cuando más cerca estuvo volvió a emerger la figura de Forns para secar el ataque altoaragonés, que de ponerse a tres en el electrónico se puso a cinco y tocó volver a remar contra corriente.

Y es que a 10 minutos del final, el 30-24 era claro de lo que ocurría sobre el 40×20. Entonces, el Cangas cortocircuitó, porque el Bada reaccionó. Se sobrepuso al duro ambiente de la grada de Cangas y al buen juego gallego. Recobró el pulso, sintió que podía darle la vuelta al marcador y se aplicó para no ser cocinado.

Con la ventaja en el electrónico, Cangas jugó hasta con el tiempo para que pasara lo menos posible y aprovechar la ansiedad del Bada Huesca por la necesidad de ganar el partido o empatarlo para lograr la clasificación para la Final a 8. Se equivocó. De tenerlo atado a sentir frío.

A los cuatro últimos minutos se entró con 31-29 en el marcador, con el Bada recuperando su ADN y metiendo su aliento en la nuca de Cangas, que empezó a dudar. Alex Marcelo puso el 31-30 y hubo bola de ataque para empatar y reducir a escombros la ventaja gallega. La mágica zurda de Alex lo consiguió. Un ataque acertado de Cangas más un 7 metros en la última jugada en la que fue excluido Marcelo acabó con un Bada que penó por lo hecho en el primer acto.