Competir. Es el objetivo de cada partido del Bada Huesca. Más cuando se enfrenta a escuadras con historial y con presupuesto. León lo es. Un siete diseñado para estar siempre en Europa. Que en marzo salió al mercado y se trajo a un central como Malasinskas. Y el Bada Huesca se puso el traje de currito de obra y a tutear al siete que entrena Manolo Cadenas. A los ocho minutos pidió tiempo muerto con 6-5 en el electrónico.
37-Ademar León: Bomastar (p), Pérez Arce (11), Milosavljevic (4), Malasinskas (1), Moraes Silva (5), Jin-Young (1), Casqueiro (5). Siete inicial. Papantonopoulos (p), Jaime Fernández (2), Virbauskas (3), Boskos (1), Llamazares (2), Liapis (2), Semedo, Deividas Virbauskas, Soljic.
37-Bada Huesca: Almeida (p), Adrià Pérez (5), Asier Nieto (2), Joao Pinto (5), Rodrigo Benites (1), Père Arnau (3), Hackbarth (5). Siete inicial. Arguillas (ps), Montoya (7), Carmona, Ian Moya, Gomes, Marcelo (4), Gucek (4), Malo (1).
Parciales cada cinco minutos: 4-3, 6-6, 10-8, 12-11, 15-16, 18-19 (descanso) 21-23, 25-26, 26-30, 28-33, 32-35, 37-37.
Árbitros: Mendoza-Visciarelli. Excluidos Semedo y Milosavljevic por León; Gucek y Rodrigo Benites por el Bada Huesca.
Ante la baja de Sergio Pérez por lesión y al que Noalsco no quiere forzar, la dirección recayó en Joao Pinto durante muchos minutos. Ya se deslizó que el portugués podría desempeñar esa función de forma más continuada y el técnico nunca ha escondido su gusto por los jugadores polivalentes. El luso fue relevado en la responsabilidad por el canterano Miguel Malo, que también se las tuvo tiesas con la dura defensa leonesa que precisamente no da facilidad alguna.
El Bada traccionó a las mil maravillas en el primer acto. Cosido a una buena defensa y a un especial acierto en ataque no solo aguantaban el balonmano que propuso León sino que encontraron la fórmula para ponerse por delante en el marcador y meter dos goles de ventaja (17-19) y parar el reloj Nolasco para ampliar a tres y empezar la segunda parte de forma más privilegiada.
Pero no pudo ser. La exclusión de Jucek laminó el sistema defensivo altoaragonés y León no solo impidió ampliar la diferencia sino que se acercó para dejar en un exiguo tanto la ventaja del Bada para abrir un segundo acto que se preveía cargado de máxima tensión. El Bada iba a tener que seguir la brega en dos frentes: sobre el 40×20 y aislarse de una de esas gradas que aprieta e influye.
Y allí estuvo el Bada. Regresó fuerte y propuso su balonmano de equipo, puramente competitivo que le permitió estirarse en el electrónico hasta marcar un 26-30 en el ecuador de la segunda parte. Que el partido entró en una fase más caliente era tan cierto como que una diferencia así era más efectista que efectiva. Quedaban 15 minutos que podían ser eternos sobre una pista tan difícil.
Estaba claro que León iba a atosigar y que Bada debía proteger su castillo y salir con acierto a campo abierto. Y Bada se diluyó, perdió la renta y se hundió ante el alborozo local que pisó el acelerador sin freno alguno. Una pérdida de balón de Joao Pinto con 32-34 en el electróncio abrió un parcial brutal (4-0) de León para dar la vuelta a un partido que iba para perderlo y lo encarrilaba para ganarlo. Ver para creer. La sangría la frenó Montoya para poner el 36-35 en el marcador, y Joao Pinto el gol para poner al Bada uno arriba (36-37). Al final, Pérez Arce empató en una jugada que no le gustó a Nolasco, según deslizó el técnico del siete altoaragonés en la rueda de prensa posterior al partido.