Las peñas dijeron adiós a las fiestas frente al busto del patrón antes de que estallara la traca final a medianoche.

«El adiós San Lorenzo, adiós» se entonó la noche del lunes con más emoción que nunca, si cabe, para despedir las fiestas más esperadas. «Las peñas ya están aquí, nosotros también sentimos que hoy la fiesta llegue a su fin» cantaron los oscenses en medio de una marea de pañoletas verdes alzadas sobre sus cabezas.

La plaza estaba a reventar. No cabía un alfiler frente a la basílica ni en las calles aledañas: los accesos desde el Coso, la calle San Lorenzo o la de San Orencio… Nadie se quería perder el momento de corear el himno laurentino creado en 1989 por Darío Esparza y Ángel Orús, que estuvo acompañado de alguna lágrima. «Alzo a los cuatro vientos mi pañoleta, mi cuerpo está cansado, llegó el final. Canto con la voz rota porque en tu fiesta mi garganta y mi alma te quise dar», continúa la letra, que una parte de los asistentes solo se atrevía a tararear. Mas alto sonó el estribillo, repetido en varias ocasiones con emoción.

La cita era a las 23.30 y las peñas fueron puntuales. No hicieron esperar al santo, cuyo busto se asomó a las puertas de la iglesia para poder darle el último adiós hasta el 2023. Solo faltaban unos minutos para que la traca final en la plaza de Navarra dijera oficialmente adiós a estas fiestas con el deseo de que nunca más se produzca un paréntesis como los del 2020 y 2021.

A la carrera hubo que trasladarse a la cercana plaza de Navarra para asistir al espectáculo pirotécnico. Allí se habían arremolinado miles de personas en torno a la fuente de las Ninfas. Eran las doce en punto de la noche cuando estallaron los primeros cohetes. Menos de 10 minutos duraron los fuegos artificiales lanzados desde detrás del Casino antes de dar paso a la traca final y con ella a la despedida definitiva.

María José Villanueva