El Bada Huesca ha perdido contra Anaitasuna un partido cargado de emoción. Por buscar un justificante a la derrota, los cinco primeros minutos del siete altoaragonés. Simplemente, no estuvo. O fue arrollado por el siete navarro que le endosó un parcial de 0-5 contra el que hubo que remar los 55 minutos siguientes.

41-Bada Huesca: Terçariol, Adrià Pérez (3), Gucek, Suárez (1), Montoya (7), Père Arnau (5), Carmona (10). Siete inicial. Arguillas (ps), Mosquera (3), Ian Moya (2), Rodrigo Benites, Cordiés (3), Miguel Malo (5), Hackbarth (1), Floris.

42-Anaitasuna: Bar (p), Chocarro (8), Bazán (3), Fernández (2), Bonanno (2), Meoki (4), Mikel Redondo (6). Siete inicial. Cancio (ps), Martín Ganuza (6), Aitor García (2), Goñi, Unciti (1), Arthur (3), Elustondo (4), Joao Pinto (1), Itoiz.

Parciales cada cinco minutos: 0-5, 5-8, 10-11, 15-14, 18-17, 21-21 (descanso) 23-23, 27-27, 31-30, 35-34, 37-38, 41-42.

Árbitros: Excluidos Hackbarth (roja) por el Bada Huesca; Bazán, Meoki, Bonanno, Elustondo por el Anaitasuna.

Parece mentira la montonera de goles con dos defensas intensas, de mucho músculo, de piernas y brazos por todas las partes. Aún así, un detalle: 60 goles -30 para cada equipo- en 43 minutos de juego. Y luego, otro detalle. Algunas decisiones arbitrales. Casualidad o no, pero en la balanza nunca cae a favor del siete altoaragonés. Y no es que se pida eso, sí que se quede equilibrada.

El partido ha respondido a las expectativas que siempre despiertan los BM Huesca Anaitasuna. No ha habido respiro alguno. Y eso que Anaita empezó como un ciclón. Cogió la autopista, pero no sabía que estaba sin terminar. Aceleró y de repente se vio frenado en seco. Y así lo que iba para paraliza tornó en un partido con pinturas de guerra, sin vaselina para los pómulos.

Anaita tiene un equipazo. Las cosas como son. Mueve la redonda a una velocidad de vértigo. Es un siete muy trabajado. No hay camino a la improvisación y eso se nota. Bada empezó mal. No funcionó y Nolasco tuvo que llamar a capítulo a la tropa. Había que reajustar piezas y allí entró Miguel Malo para ponerse a los mandos y Cordiés para desde el lateral izquierdo poner más dureza.

Y se reactivó el siete altoaragonés que sigue con la necesidad de encontrar más automatismos. Al menos, perdió menos bolas que en el arranque. Arguillas sustituyó a Terçariol y sacó algunas bolas importantes. Mandaba Anaita, pero siempre sentía el aliento de Bada en su nuca. Incluso llegó a darle la vuelta al electrónico y a mandar. La roja a Hackbarth por una acción con Bonanno le privó a Bada de un jugador de calidad. Se comió todos los minutos Carmona y el chaval necesitaba, quizá, un partido así. Lástima del 7 metros errado cuando el partido expiraba.

Puestos a seguir por el relato optimista de lo visto, el Bada tiene proyección de ser mejor equipo cuanto consuma más entrenamientos. Sigue sin desarmarse por mal que se pongan las cosas, y puede mantener un alto ritmo de juego durante los 60 minutos de partido. Eso sí, le sigue faltando aguja e hilo para enhebrar con éxito el traje. La baja de Dijà -se probó, pero no llegó a vestirse de corto- es demasiado notable. La veteranía en un equipo así es un valor seguro y el parón de la próxima jornada por las competiciones de las selecciones le vendrá bien.

El partido ha sido tremendo. Y jugar de poder a poder contra un equipo como el navarro es digno de elogiarse. Contra la veteranía ha imperado durante muchos minutos la juventud de un Bada. Han sido 60 minutos espectaculares y el sabor, pese a la derrota, es que el Bada va a ir a más.

Fotos: C.Pascual