Miles de personas han salido a las calles de Huesca para recibir a sus majestades los Reyes Magos de Oriente. Una cabalgata que ha tenido como eje temático la fantasía, precedía a los magos que como todos los años han levantado pasiones, gritos y muchas sonrisas entre los asistentes.
Los Reyes Magos han llegado a Huesca y, en la Avenida Monreal, tradicional lugar de encuentro entre Melchor, Gaspar y Baltasar, por un lado, y los oscenses entre los que la autoridad de esta tarde-noche del 5 de enero corresponde a las niñas con sus miradas refulgentes y los niños con sus expresiones pletóricas de esa ingenuidad que emociona. El ritmo ha sido verdaderamente fulgurante, y es que en apenas se ha plantado Baltasar en la Plaza de Navarra, donde le ha esperado un espectáculo increíblemente precioso plagado de luz, de música y de ilusión.
La ciudad se ha acicalado hermosa, las calles han lucido como nunca y, a las seis de la tarde los motoristas de la Policía Local de Huesca han dado paso a la sucesión de alegrías que constituye cada comparsa. Tras la autoridad, la música que es el lenguaje universal del amor y con los villancicos nos han recordado el nacimiento del Niño Jesús, ande, ande, ande la marimorena y Feliz Navidad, próspero año y felicidad. La Banda del maestro Escuer ha puesto el son al júbilo infantil, ese que cumple desde el año hasta los ciento y…
El gentío se agolpa en las aceras del Coso Alto hasta alcanzar los Porches de Galicia, atiborrados de abuelas y abuelos, de padres y madres, de niñas y niños. Admiración por el equilibrio imposible del Grupo de Zanquistas, y por los deslizamientos de los muñecos de nieve del Club Patín Huesca a los que ha seguido la minicarroza Trineo, y luego convenientemente ambientado el Camión de Bomberos. En el orden, le han seguido los muñecos de Cascanueces de YMCA.
Las carrozas del Castillo y de la Ciudad de Huesca con las Maira lesas infantiles de los barrios y de las Peñas Recreativas han estado custodiadas por Elfos del Club Patín Osca Roller.
Otro elemento identificativo de la ciudad, la Carroza Carrusel de Pajaritas lleva a más Maira lesas, y a continuación los clubes parroquiales de tiempo libre de San Lorenzo y Perpetuo Socorro como ángeles y estrellas.
Con buen ritmo, las campanas de San Vicente sonando y muchísima música navideña (bailada en algunos casos con más aspecto carnavalero, serán las ganas), prosigue el desfile con el coche histórico de Santos Ochoa cargado de regalos (probablemente algún libro, dicen los más avezados) y más patín con el Club Roller Dream Huesca caracterizados como burbujas de Navidad.
Para no olvidar los distínos hábitats, la carroza del barco que día tras día surca las aguas del Isuela, y luego los Carteros Reales del Servicios Postal de Correos con dos coches y dos motos, por aquello de transmitir la buena nueva.
Los caballos de la Hípica de Salas han precedido con su hermoso trote a los Reyes. ¡Por fin, albricias! ¡Sus Majestades! Por este orden, Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque como buenos monarcas, tanto monta, que monta tanto. Ahí ya los ojos de los niños deslumbrantemente abiertos, porque sabe que, con ellos, está ese pedacito de alegría y de felicidad que inunda esta preciosidad de fiesta.
Misión cumplida con los reyes recibiendo a miles de pequeños en la Plaza de Navarra, con las luces de Rampa maravillosas (ni una duda nunca), con la fuerza de Los Lambreños y esa voz aterciopelada esta vez con cara de niña de Ery Praderas.
www.eldiariodehuesca.com
Fotos: C.Pascual